El artículo analiza la dinámica de la migración en el continente americano desde 1960 a 2005 empleando un enfoque de desequilibrio como el propuesto por Sjaastad (1969) y Todaro (1969). Mediante técnicas recientes de econometría espacial se evalúan los flujos migratorios, controlando por el efecto de movilidad del trabajo y el ajuste salarial a escala regional determinados por los salarios reales y por la población de cada país. Adicionalmente, el modelo estimado busca variaciones en la migración teniendo en cuenta características de la población en cada uno de los países, específicamente la proporción de personas en edad de trabajar, desempleo y salario relativo. Estimando la migración neta se tiene que el equilibrio espacial migratorio se ve afectado negativamente por los salarios y positivamente por la oferta de trabajo existente.