Desde la independencia, Colombia ha transferido una vasta cantidad de tierra, equivalente al área del Reino Unido, principalmente a campesinos desterrados. Sin embargo, Colombia mantiene hoy en día uno de los más altos niveles de concentración de la tenencia de la tierra en el mundo. ¿Por qué? En este artículo mostramos que los efectos de la reforma agraria son bimodales. La mayoría de los más de 1100 municipios no cuentan con una élite terrateniente. En estos municipios, la propiedad rural creció y la desigualdad de la tierra se redujo. Pero, donde la tierra está concentrada en manos de una élite rural, la distribución de la tierra se orientó hacia los beneficios de los grandes terratenientes, con mayor dispersión en la tierra y menor nivel de desarrollo. Mostramos que estos efectos –positivos y negativos- se vinculan a la participación política, la competencia y la implementación de políticas. La élite terrateniente utiliza los vínculos patrón-cliente para distorsionar los beneficios de la política local y nacional. Los efectos secundarios de la reforma agraria en la distribución del poder son más importantes que los efectos primarios en la distribución de la tierra.