El paisaje es un recurso para la sociedad, en cuanto afecta la función de utilidad del individuo. Su valor, se determina cuando la sociedad aprecia una determinada forma y paga por usarlo. La forma de pago, que realiza un consumidor típico, no es directa, debido a que no existen precios para el bien “paisaje”, y su consumo esta determinado por externalidades1 en su í í producción, las externalidades son de dos tipos2: 1. Las creadas, cuando el gobierno con el fin de explotar económicamente un recurso natural, crea un espacio donde la biodiversidad resultante es apreciada por los agentes económicos, como la explotación maderera, que garantiza un ritmo constante de árboles, o la creación de embalses que son utilizados recreativamente. 2. Las creadas, cuando bajo una actividad especifica por un agente privado, genera un espacio determinado que es apreciado por la sociedad como un recurso, como son los paisajes rurales determinados en parle por actividades agrícolas-ganaderas tradicionales. Este tipo de externalidades, cuando son positivas dan como resultado un paisaje, y de esta forma, a través de las visitas que realiza una persona, se determina una función de demanda por paisaje, y se estima a través del método de coste de viaje Bockstael (1987), Kealy y Bishop (1986) entre otros, utilizando el método del coste de viaje, han derivado la demanda por viajes recreacionales como un estimativo de una demanda por un recurso natural, y a partir de dicha demanda se calcula la riqueza derivada de utilizar un recurso determinado, en base a que las ecuaciones de demanda están determinadas por el principio de maximización de la utilidad de los agentes económicos.