Existen pocas fuentes para estimar la informalidad empresarial en Colombia, pero a partir de la Encuesta de Hogares es posible afirmar que constituye cerca del 60% de las firmas, el 37% de los trabajadores y el 33% del valor agregado, en las áreas urbanas. Esta gran prevalencia de la informalidad contrasta con los beneficios de la formalidad en términos de bienestar laboral, productividad y cumplimiento futuro de la normativa tributaria, sanitaria, ambiental y de calidad. La respuesta a esta paradoja puede encontrarse en los diferenciales de ganancias después de impuestos entre firmas formales e informales. En efecto, los beneficios económicos de la formalización exceden sus costos únicamente en las firmas de mayor productividad relativa. En estas firmas existe un círculo virtuoso entre formalidad y productividad que contrasta con el círculo vicioso al que se enfrentan las firmas de menor productividad relativa. Este análisis también permite adaptar una versión simplificada del modelo y la taxonomía de la informalidad de Ulyssea (2017) al caso colombiano e identificar algunas recomendaciones para su implementación, y en particular: 1) las políticas de reducción de costos de entrada a la formalidad focalizadas en firmas de muy baja productividad pueden tener poco éxito si se aplican sobre la informalidad de subsistencia y de manera aislada a otras políticas; 2) Las políticas de monitoreo y control deben estar focalizadas en firmas de mayor productividad relativa. Su aplicación sobre firmas de muy baja productividad, aunque reduciría la informalidad, podría ocasionar un problema de bienestar.