Este artículo examina las consecuencias sobre los ingresos laborales de tener un nombre atípico para el caso colombiano. La primera parte del artículo muestra que los jóvenes, hijos de padres no educados, habitantes de zonas rurales y pertenecientes a minorías étnicas tienen una mayor probabilidad de tener un nombre atípico. La segunda parte muestra que el impacto de un nombre atípico sobre los salarios es sustancial (superior al 10%) y que el mismo es mucho mayor para las personas educadas que para los no educadas. Los resultados sugieren la existencia de mecanismos de transmisión intergeneracional alternativos a los tradicionales (restricciones de crédito, herencias, etc.). En Colombia, al menos, los nombres atípicos son no sólo una consecuencia de las desigualdades sociales, sino también una causa de las mismas.