Las monedas locales de los países en vías de desarrollo, además de no ser libremente convertibles a nivel internacional, suelen experimentar niveles de inflación superiores y más volátiles, al tiempo que tienden a sufrir periodos de fuerte apreciación y depreciación. Estas bien conocidas características no solo implican un reto para las autoridades económicas de estos países, sino que también llaman la atención sobre la capacidad de las monedas locales para cumplir cabalmente con sus funciones. Colombia, a pesar de ser reconocida por su historial de manejo monetario disciplinado, no ha escapado a ocasionales cuestionamientos sobre la conveniencia de mantener el peso para cumplir con las funciones de la moneda. Estos esporádicos cuestionamientos coinciden con periodos de fuerte apreciación o depreciación de la moneda, en los cuales se han escuchado interrogantes sobre la conveniencia de llevar a cabo una dolarización total o parcial de la economía. Al respecto, son pocos los países que han optado por reemplazar totalmente la moneda local por una extranjera para que esta última cumpla con todas las funciones de la moneda, pero sí son muchos los países que han permitido la dolarización parcial de la economía. Basado en la experiencia internacional, y en especial por las características de la economía colombiana, este documento concluye que la dolarización financiera conllevaría costos elevados, en especial si se comparan con unos beneficios limitados y apenas potenciales.