Uno de los hechos estilizados más recientes alrededor del mundo es que, después de varias décadas, se está convergiendo a una inflación baja y estable. Algunos países ya llegaron a su estado estacionario en este sentido y otros aún están en proceso de desinflación. Dado que la inflación infringe costos en el bienestar de los agentes y frena el crecimiento económico de largo plazo, este es uno de los logros más importantes de las autoridades monetarias. No obstante, en el corto plazo el proceso desinflacionario puede tener impacto negativo sobre el producto y el empleo. Este trabajo presenta algunos criterios que son relevantes en la determinación del nivel de inflación de largo plazo y cómo el régimen de política monetaria de Inflación-objetivo permite disminuir los costos asociados al proceso desinflacionario en la medida que la política monetaria gana credibilidad.