En el segundo capítulo, los autores Mauricio Villamizar-Villegas y Bibiana Taboada Arango, plantean que uno de los elementos más retadores para un banco central es la coordinación entre la política monetaria y el desempeño de la economía general. Al respecto, para el caso colombiano, la Corte Constitucional, en la sentencia C-481 de 1999, precisó que la obligación del Banco de la República de preservar el poder adquisitivo de la moneda debe considerar otros objetivos económicos como el crecimiento y el empleo. Según Taboada y Villamizar, para definir el objetivo principal de la política monetaria, se debe lograr el mayor crecimiento sostenible posible, al tiempo que se mitiga la volatilidad de los ciclos económicos reales. Esto es importante porque un crecimiento económico por encima de lo sostenible puede generar un sobrecalentamiento de la economía, lo que a su vez conlleva a un mayor riesgo de crisis futuras y una reducción en la producción a largo plazo. A lo largo del capítulo, los autores plantean preguntas relevantes: ¿Cómo se relaciona el objetivo del crecimiento económico y el empleo con la meta de inflación? y ¿es mejor lograr un mayor crecimiento hoy y permitir una inflación más persistente y elevada y, a cambio, obtener un menor crecimiento en el futuro?