El estudio de la acción colectiva requiere la comprensión de los incentivos individuales y de las restricciones institucionales que guían a las personas en la decisión de cooperar o no, en el grupo que enfrenta este dilema. El uso de ecosistemas locales por parte de grupos de individuos es sólo un ejemplo en el que la extracción individual incrementa el bienestar, pero la agregada lo disminuye. El manejo de experimentos económicos ha incrementado el conocimiento existente de fuentes, tanto teóricas como de campo, sobre cuándo y cómo los grupos resuelven este problema por medio de mecanismos de autogobierno. Los estudios realizados al respecto han logrado identificar varios factores que promueven y limitan la acción co lectiva, asociados tanto con la naturaleza de los sistemas de producción que permite a los grupos beneficiarse del acceso común a ecosistemas locales, como también asociados con los incentivos y restricciones institucionales del autogobierno y de las reglas impuestas externamente. En general, existe un gran acuerdo: la cooperación, más allá de la predicción de la tragedia de los comunes", puede ocurrir y ser seleccionada por los individuos como una estrategia racional. El primer paso en este documento es proponer un conjunto de niveles de información que los individuos puedan utilizar para decidir sobre su nivel de cooperación. Los niveles incluyen desde los incentivos materiales que la función de producción impone, hasta las dinámicas del juego, la composición del grupo y las características individuales del jugador. Con este marco teórico, se extiende la literatura experimental al analizar los datos de una serie de experimentos realizados en campo con usuarios reales del ecosistema en tres comunidades rurales de Colombia. Con esas circunstancias encontramos que la repetición estimula la reciprocidad en la toma de decisiones.