Este artículo argumenta que la complejidad socioeconómica de las sociedades nativas determinó la dinámica de la conquista e influenció las trayectorias socioeconómicas regionales durante el período colonial. Mientras las sociedades de cazadores y recolectores fueron rápidamente aniquiladas, las sociedades agrícolas con especialización del trabajo negociaron su supervivencia. A partir de estos patrones, se identifican tres futuras trayectorias principales: la imposición de un sistema esclavista minero, la expansión de la frontera agrícola y el establecimiento de asentamientos españoles con mano de obra indígena bajo coerción. Desde las primeras expediciones de Rodrigo de Bastidas y Gonzalo Jiménez de Quesada hasta el establecimiento permanente de asentamientos, las interacciones estuvieron marcadas por diversos factores contextuales. En regiones con estructuras políticas desarrolladas, como los muiscas, los conquistadores adaptaron sistemas institucionales para la explotación de la mano de obra nativa. En áreas con sociedades menos jerarquizadas, prevaleció la explotación de oro mediante mano de obra esclava importada. En consecuencia, estas trayectorias contribuyeron a desarrollar diversas expresiones del Estado colonial en el territorio que más tarde se convertiría en la Nueva Granada.