Este trabajo intenta medir empíricamente las externalidades generadas por las ventas callejeras en cuatro zonas de la ciudad. Dada la falta de información, se realizaron censos y encuestas a vendedores callejeros entre diciembre del 2004 y enero del 2005. El trabajo descriptivo muestra que el comercio establecido es menos formal de lo esperado, mientras que las ventas callejeras tienen muy poco de ambulantes, exhiben reducida escala y baja rivalidad espacial. Las estimaciones realizadas muestran el impacto negativo de la congestión del espacio público ocasionada por los vendedores callejeros sobre las ventas y el empleo del comercio establecido. Se llevan a cabo simulaciones de los efectos de una reducción en las ventas callejeras, que señalan que aunque las ventas callejeras son tan sólo 2% del total en los cuatro ejes analizados, reducen en 14% y 16% las ventas y el empleo del comercio establecido, respectivamente. Finalmente, se ponen de presente algunas limitaciones de la estrategia metodológica y se presentan propuestas para la política pública para enfrentar el fenómeno.